
23 Nov Tarea evaluable: preparar una receta
– Elaboración de un plato tradicional español
– Género textual de la receta, vocabulario de alimentos
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Las tareas son una buena forma de evaluar lo que han ido aprendiendo nuestras personitas sin someterlas al estrés de un examen y, si se puede (¡y se puede!), haciéndolas interactuar y pasárselo teta. Uno de los temas estrella de este tipo de evaluación es la elaboración de una receta. ¿Que la idea está ya requetemanida? Pues sí, pero porque funciona. Mayor razón para hacerle un hueco en nuestro programa, ¿no? 😉.
Podríamos asegurar que preparar un plato (considerándolo como un proceso colaborativo en español) es el sumun del enfoque comunicativo, abanderado del “hacer cosas” con la lengua, porque su resultado se materializa en el mundo real: es tangible y, encima, ¡se come!
La finalidad de este artículo no es, pues, inventar nada nuevo, sino moldear y concretar una idea ya bastante arraigada en la enseñanza de ELE. Dejo por aquí un esquema de la propuesta:
Nota: la tarea ha sido pensada para alumnos de nivel B1 residentes en Salamanca (de ahí que se les exija que la receta sea española), pero puede adaptarse a cualquier nivel regulando la dificultad de los contenidos y ajustando la exigencia de la evaluación.
– Contextualización –
¿Cuál es el trabajo previo a la tarea?
Sobra decir que antes de llegar a la tarea tenemos que capacitar al alumno para llevarla a cabo. Voy a trazar aquí el esqueleto de lo que podría ser una unidad previa bien estructurada:
- Vocabulario. Van a necesitar palabrejas nuevas del campo semántico de la alimentación, así como repasar algunas de niveles anteriores. Recomiendo presentar los alimentos relacionados con sus correspondientes secciones en el supermercado, para que se vayan familiarizando con su distribución.
- Género textual de la receta. Puede parecer algo universal, pero no lo es. Las recetas no se presentan bajo el mismo formato en todas las lenguas (tanto la cantidad del contenido como su forma varía). Conclusión: ¡tenemos que enseñarles las características del género! Podemos darles un modelo escrito para que redacten luego sus propias recetas (comida típica de sus países, por ejemplo) o, si se quiere añadir dificultad a la tarea, pueden escribir recetas literarias (receta para ser feliz, receta para odiar…).
- Imperativos y/o pasivas reflejas. Un must know para elaborar recetas.
- Juegos. Porque no pueden faltar en un tema tan flexible como es el de la comida. ¿Conoces ya el juego de tipo Cluedo (edición tengo hambre) de la vecina y la sal?
– La tarea –
¡Y ya tenemos las bases! De aquí, para arriba, y pasito a pasito:
EN EL AULA
- Formación de equipos. De forma libre, arbitraria, o con el método papel y chincheta. Si podemos mezclar a alumnos de varias nacionalidades, mejor que mejor. Y ya sería la repera si formáramos equipos pequeños (de tres miembros) para ampliar la variedad de platos.
- Elección de la receta. Única norma: no vale repetir. Les damos tiempo para consultar internet, preguntar a algún amigo, a nosotros, para repasar la información facilitada en clase…
- Búsqueda en la red. Cuando se decidan, deberán buscar la receta en internet y seleccionar una de entre todas las variantes. Les podemos dar un empujoncito mostrándoles páginas web de grandes cocineros como Karlos Arguiñano, José Andrés, los hermanos Torres…
- Asignación de roles. Cada rol da poder al alumno en distintas parcelas del trabajo: el organizador decide cuándo y dónde se hace todo, el chef es el mandamás durante la elaboración de la receta y el escritor es el jefe de redacción encargado de dar el visto bueno al informe final. Medida antivaguetes.
(Lo que idealmente ocurriría) FUERA DEL AULA
- Los miembros del equipo quedan para comprar los ingredientes.
- Ensucian, se conocen, se ríen, discuten… lo que quieran, pero cocinan.
- Redactan los pasos que han seguido en formato receta. Este archivo deben enviárnoslo para que podamos hacer llegar una copia a sus compañeros.
VUELTA AL AULA
- Cada equipo trae su plato a clase y presenta brevemente su aventura culinaria (¿por qué hemos elegido esta receta?, ¿dónde hemos encontrado las instrucciones?, ¿quién ha hecho de chef, de escritor y de organizador y por qué?, ¿con qué problemas nos habéis topado?, etc.).
- Se realiza una cata y un concurso para que cada uno escoja su plato favorito (siempre hay alguien que se intenta votar a sí mismo, ¡cuidado con él!). Para ello, el profesor habrá repartido estas insignias que los estudiantes depositarán en el estand de su receta preferida:
En cuanto a la forma de evaluación, creo que está bastante sujeta a criterios personales, por lo que no me detendré demasiado en este punto. Mi propuesta: valorar la calidad de la redacción y de la presentación, el cumplimiento de la tarea y sumar un plus por esfuerzo y entusiasmo.
¿Qué opinas? ¿Has llevado ya esta tarea al aula? ¡Deja tu comentario aquí debajo! 🙂
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